sábado, 2 de abril de 2011

REALIDAD O FANTASÍA


Este era un día tan normal como cualquiera, si, como cualquier martes, miércoles o jueves, tan normal que los mismos estudiantes de la universidad llegaban a estudiar, a hablar, a tomar un tinto o simplemente a calentar el puesto como si la altura de la Macarena A se asentara al nivel del monte Everest; eran tan normal este día que aquellos que habían tenido ayer pereza, les tocaba hoy trabajar mas fuerte y sin descansar.

Tan seco por fuera y tan mojado adentro por el notable problema de humedad en el techo, el salón de clase estaba cayado ante la intervención de la gotera y la enérgica voz del profesor, mientras tanto, entre los asistentes hablaba calladamente y rumoreaban entre dientes el “parrandon” que iba a ocurrir mas tarde. Aunque sabían que estaban hablando en clave para descartar que alguien regara la chiva, realmente se acercaba una verdadera fiesta donde nadie quedaría excluido. Así pasaron los minutos y mientras el profesor continuaba con su clase, la gotera inadvertida funcionaba como si fuera un reloj, donde cada gota que caía asimilaría un segundo trascurrido.

Frente al goteo constante, se había determinado que la clase ya iba a terminar, aunque el centro educativo no era un monasterio medieval, en el se había hecho sonar dos fuertes campanadas que indicaría las doce del mediodía. Pero era un sonido tan confuso, que algunos que se hallaban lejos de las aulas pensaban que estos se debían a sonidos que provenían de la construcción cercana, realmente lo que no se sabia era que esta es la fiesta de bienvenida a los primíparos de la universidad, por eso cuando ocurra algo parecido no descarte que usted está en las festividades de la papa y la pimienta.

En fin, han pasado los sabrosos diez minutos del almuerzo, pero después de los dos campanazos fuertes se me había olvidado las ultimas palabras del enérgico profesor que luego de mirar sospechosamente hacia la plaza salió rápidamente hacia la séptima. En mi duda acudí aquella plaza, cuando encontré una gran masa de personas, un profundo silencio en el sitio me había hecho confundir, pensé un momento que teníamos que rendir indagatoria ante un grupo acusador, me acordé entonces al coro de viejos ancianos que auguraban el fin de los tiempos. Todas estas percepciones no se desligaban de la realidad, por que aquellos ancianos que acusaban ante otros sus problemas, actuaban de una manera tan doctrinal, que sus pregones se escuchaban en coro y a parte de ello se encontraban envueltos bajo trapos negros.

Pum... pum... es la respuesta del sermón de la verdadera palabra a un joven negligente, que considera que la palabra “revolución” no puede estar empuñada con las armas. Yo realmente había llegado al lugar equivocado, por que a los alrededores del claustro ya estaba un escuadrón de tortugas y robocops, que promulgaban que el orden se legitimaba mediante de la fuerza que para ellos era la unica verdad. En ese instante me había acordado de las explicaciones de aquel profesor que se hallaba de camino a su casa.

Con un silencio escalofriante, me pregunté por dentro: ¿por que estos argumentos no se ajustan a lo que yo pienso?… aunque el acto de pensar ha costado tanto, el solo hecho de expresar lo que yo quiero, podría generar en contra respuesta algo muy fatal... pero prefiero pasar de inadvertido y comer callado, que asumir y mostrar una falsa verdad. Frente a estas meditaciones sabia que no podía expresarme de esta forma y sobre todo al publico, incluso en un ambiente donde no sabia si muchos de los que andaban callados estaban aceptando las doctrinas salvadora de la revolución.

No entendía todavía en que momento la fiesta iba a comenzar, el grupo de los robóticos como la de los monjes encapuchados listos estaban ya, a cada quien le gusta el sancocho de tropel, a mas de uno le gusta la papa con pimienta, pero creo no querrán que se la sirvan en su cara.

Pero esto es la pura realidad:

Como es visto todos los años, los días de "foforro" se inician con el pregón del capucho, haciendo sonar siete bombazos, numero cabalístico que representa los integrantes participes, los intentos por evitar que la gente se valla y las veces que se metió la policía a dar macana. A parte ello, el pregón capucho se inaugura con un show de gases que las tortugas despliegan, aquí el llanto no para, ni tampoco los constantes ataques con cocteles molotov y las inofensivas balas de goma.
Participar de estas fiestas permite que usted sea experto en pogo y rumba, desahogara todos sus problemas, liberara todo el resentimiento contra el sistema, además usted quedaría registrado en la historia como son los libros y los expedientes de la policía y la fiscalía. De seguro no encontrara algún concierto que le llame la atención, pero si lo cogen lo acusaran de concierto para delinquir, por eso el que vive es el que goza y si quiere gozarse esta verdadera fiesta disfrute de los chorros a presión de agua que le lanzará los carros tanques.

Si hay que entender la lógica de este tipo de eventos, trate de buscar al encargado que unta de la famosa tinta invisible para que siga la rumba en algún calabozo de la U.P.J. Algunos han bautizado estas fiestas como la feria de la piedra y el bolillo. Por ello, evite que su universidad sea una trinchera de rumba, no se deje convencer de los discursos doctrinales, ni asuma una posición represora por defender el orden legitimo considerando que la paz se llega solo con violencia, evite ser producto del estigma que genera como cortina de humo de los diferentes medios de comunicación, haga algo mas productivo que leer las gacetas culturales y educativas del periódico del “Espacio” y la revista “SOHO”. Tome conciencia pero no beba mas cerveza, investigue y busque la verdad, pero no se deje convencer de las falsas ideas de viejos que consideran que todavía una revolución armada y encapuchada ayudara a solucionar problemas como el aborto, el homosexualismo, la hambruna, la falta de alimentos o aun así al problema del calentamiento global. El verdadero sermón es amar a sus enemigos y no hacer al otro lo que no quieres para ti. Ame para servir y sirva para amar.

Entonces ¿De que manera usted puede defenderse sin la necesidad de utilizar la violencia de las palabras? O ¿Emplear a nuestra gente como barricadas o instrumentos de la guerra para legitimar un supuesto interés general? Será que ¿Está en hallar, identificar e investigar nuestros problemas, actuando críticamente sin violentar y además demostrar desde la racionalidad, la consciencia, la coherencia con participación social, la verdadera necesidad del ser humano? No podemos esperar y justificar una revuelta, no podemos legitimar las falsas acciones con solo lanzar piedras y gritar arengas, estos actos al final de todo es una alienación, es un juego de títeres donde nos dejamos comprar por el mejor postor, donde nuestras luchas se convierte en verdaderas rumbas. Entonces ¿Somos verdaderamente conscientes de lo que hacemos y de igual manera con las personas que nos rodean?